Por Kenny V. Azurín
Abancay, 26 de marzo del 2012
LA DANZA EN LA ANTIGÜEDAD:
En el antiguo Egipto, las danzas ceremoniales fueron instituidas por los faraones. Hubo danzas que representaban la muerte y la reencarnación del dios Osiris, fueron ejecutados por profesionales de alto dominio técnico, debido a su compleja estructura estética. También existieron danzas asociadas a los cortejos y los placenteras, donde participaban bufones, enanos, negros y jorobados, para regocijar a reyes y nobles.
Por otro lado la danza a la muerte en el Egipto popular, fue una de las principales expresiones de alto valor estéticos y se efectuaban con personificaciones de dioses astados. La actitud del hombre ante la muerte ritualizó dancísticamente el cortejo, y a la vez teatralizó el viaje del ka (sustancia divina) hacia el tribunal de Osiris. Ambas eran representaciones que integraban espacios de danza y música.
Los santuarios de Luxor y Karnak (Tebas), fueron los principales centros en el desarrollo de las danzas sagradas y profanas. Asimismo, Egipto fue el país de las danzarinas; contaba con las Plañideras, que danzaban incansablemente al derredor de los sarcófagos durante las ceremonias fúnebres.
En la Grecia antigua por su parte, la influencia Egipcia fue propiciada por viajeros y filósofos que solían transitar por Egipto, buscando ampliar sus conocimientos. Platón catalizó y propició el ejercicio de la danza griega, por ser una importante actividad para el fortalecimiento del espíritu.
Cubiertas sus necesidades, los griegos tuvieron tiempo de mirar hacia otros puntos de su interés, así descubrieron el cuerpo humano, que aunque resulte obvio, nunca antes nadie se había detenido a observarlo. Los griegos fueron los que notaron que el cuerpo, podía ejercitarse y embellecerse, pero sobre todo, descubrieron lo agradable que era ver un cuerpo bello, a través del baile. Así fue que crearon las danzas, para que hombres y mujeres los interpretaran, además de dedicarle buena parte de su tiempo en mantener una figura ágil y hermosa.
En los rituales de la danza, prevalecía la fuerza por encima de la perfección interpretativa. La danza griega, estuvo articulada al panteón originario y la conducta profana de la sociedad, estas formaron parte de los banquetes, matrimonios y actividades funerales, asimismo fueron proferidas mediante el ejercicio de las tragedias, comedias y dramas satíricos.
La Pírrica, fue una danza mítico-religiosa, acompasada por el ruido de escudos militares, y se practicaba en honor de Atenea, la diosa de la guerra, danza con la cual se instruían a los niños a partir de los cinco años. Asimismo se practicaba la llegada a Delfos de una caravana de bailarines, procedentes de los pueblos más remotos con el propósito de consagrar al dios Apolo.
Existió otra danza mitológica donde se recreaba la historia de Teseo, que había matado al Minotauro en el laberinto de Knossos. Cuenta la historia que mientras Teseo retornaba a Atenas se detuvo en Delos, para efectuar un sacrificio a favor de los dioses que lo habían resguardado durante la contienda y, mientras duraba el sacrificio, este héroe inventó una especie de baile, que imitaba los movimientos de las serpientes en representación del escabroso camino que había recorrido en su lucha con el Minotauro.
Por otro lado hubo danzas frenéticas, celebradas en tributo a Dionisio y acompañadas por percusiones, que eran protagonizadas por Sátiros y Ménades.
Alrededor de Dionisio (Baco para los romanos), diversos grupos de mujeres llamadas Ménades iban de noche a las montañas, que bajo los efectos del vino, celebraban sus orgias con danzas extásicas. Estas danzas incluían, eventualmente música y mitos que eran representados por actores y bailarines entrenados. A finales del siglo V antes de Cristo, estas danzas comenzaron a formar parte de la escena social y política de la antigua Grecia.
Los griegos, amantes de lo bello y de lo bueno, tanto en el sentido filosófico como biológico, concedieron a la armonía de movimientos y al ritmo corporal una importancia decisiva, que los llevó no sólo a admirar la belleza plástica, sino también por el desarrollo armónico del propio cuerpo.
Por otro lado, en la sociedad romana, la danza fue practicada como una prodigiosa actividad. Incluso llegaron a crear la pantomima. A través de este gesto los danzarines contaban historias mediante la sola acción del cuerpo. Si las danzas romanas se caracterizaron por ser orgiásticas, ejecutadas por esclavos y representando historias completas de Afrodita, hubo también bailes en honor a los dioses del panteón romano, que se efectuaban en importantes ceremonias públicas. Danzas para recibir las estaciones, efectuadas mediante juegos florales, en honor a la diosa Flora (la Cloris Griega), divinidad virginal que fue honrada con danzas sencillas, cuya intención, era la expresión de alegría por la llegada de la primavera. Festividad que se vio confundida, por el hecho de que una mujer pública, que llevaba por nombre Flora, había dejado su herencia al pueblo romano, y éste en su desenfreno, mezcló a las dos mujeres en una sola celebración. Irónicamente, la Iglesia una vez asegurada su poder, capitalizó esta situación, limpiando toda intención libertina, para luego reconvertirla en una fiesta en honor a la Virgen.
Sin embargo, el inicial entusiasmo por la danza en Roma desapareció rápidamente, ya que a este pueblo, que se distinguía por ser guerrero y conquistador de países y de riquezas, no le resultaba favorable ante sus oponentes. Motivo por el cual los poderes públicos y la nobleza, en 150 a. c. contuvieron la práctica de la danza y cerraron todas las escuelas de baile. La danza, fue considerarla como una actividad sospechosa y muy peligrosa para la élite romana, pero a pesar de ello su práctica social no se detuvo.
Posteriormente y durante el reinado del emperador Augusto (63 a. c.-14 d. c.) la danza reflotó su ejercicio social, no obstante cuando el imperio romano adquirió su cristianización, el valor del cuerpo, la sexualidad y la danza -una vez integradas a la razón coreográfica-, fueron objeto de controversias y de conflictos, que agudizaron la distintiva diferencia entre la danza profana y la danza sagrada.
LA DANZA EN LA EDAD MEDIA:
A partir del siglo IV la posición de la iglesia con respecto a la danza se mostró ambivalente, por un lado fue rechazada al ser considerada como catalizador de la permisividad sexual, lascivia y éxtasis y por otro, intentaron incorporarla es sus diversas celebraciones. Danzas estacionales Celtas, Anglosajonas, Galos, etc., formaron a menudo parte de los ritos religiosos católicos durante la edad media.
Pero fue a principios del siglo IX, cuando Carlomagno prohibió la danza, sin embargo la sociedad no acató la orden, algunas danzas fundamentadas en tradiciones paganas continuaron como parte de los ritos colectivos de los pueblos europeos camuflados con nuevos nombres y nuevos propósitos. En el medio rural se practicaba la danza popular con acentuado carácter distractivo y como forma de relación social; se solía hacer frecuentes referencias a las intrigas de tipo amoroso lo cual favorecía la inclusión de la gestualidad de la gestualidad figurativa, sobre todo mediante la mímica facial.
La Iglesia Cristiana fue la única religión importante que ha proscrito y condenado el desarrollo de la danza. La razón es evidente: una religión basada en la mortificación de la carne no puede hacer de la carne y sus ardores un medio adecuado de expresión. No sólo se prohibió la danza sino que también se impuso reglas que vedaban su estudio y conocimiento, incitando a la gente sólo a la adoración de Dios y a la instrucción.
Debemos a la iglesia nuestra arquitectura, nuestra pintura y nuestra música. Ella creo y perfecciono la armonía polifónica, junto con los métodos de escritura, y música, tarea en la que invirtió quinientos años y necesitó el mayor grupo de eruditos jamás reunidos para una única tarea. La iglesia necesitaba de la música; el baile no le hacia falta, sino todo lo contrario (…) El baile, junto con la fantasía en las comidas y el exceso de cintas y adornos en la ropa, fue la forma de dar expresión a los instintos animales. Se lo utilizó también como un auxiliar menor del galanteo. Naturalmente, no llegó a desarrollarse como arte y poco a poco fue quedando reducido a expresión inconsciente de una manifestación folklórica. En contraste con las demás artes, no hubo manera de que fuera consignado por escrito y, por consiguiente, careció de reconocimiento serio. Los intelectuales no pensaban nunca en expresarse por la danza, salvo, por supuesto, en el terreno biológico. Las mujeres inteligentes estaban por ese entonces en la cocina o en el cuarto de juego de los niños. Jamás un talento portentoso, comparable, por ejemplo, a Shakespeare, Goethe o Bethoven, se preocupó por la danza…la danza había perdido los vestigios de su parentesco con las demás artes hermanas y no hubo razón para considerarla en un mismo plano con la música y la pintura. (Cf. Agnes de Mille, Ballet, pp. 74 – 82: 1960). (1)
No obstante durante esta época surgió una danza secreta considerada la danza de la muerte, a raíz de la aparición de la Peste Negra que flagelo Europa y cobró la vida de 50 millones de personas.
“La muerte empieza a ser asociada con la figura del esqueleto, o un cadáver en descomposición. En actitud de danzar, dialoga y arrastra uno por uno a las personas de las más diversas clases sociales. Asimismo a través de diversas representaciones iconográficas se buscaba plasmar la fugacidad de la vida y de los placeres terrenales, en esa época donde la mortalidad era alta”. (Cf. Charles Baudelaire).
La práctica de esta danza comprendió los siglos XIV y XV, sobre todo entre los territorios de Alemania e Italia. La danza de la muerte fue descrita como una acción ritual, donde los ejecutantes se movilizaban a base de saltos, dando gritos y convulsiones con furia, como quien arroja la enfermedad del cuerpo.
“Asimismo con la parición de la peste negra, cambió también la actitud de la sociedad hacia los nobles y la propia Iglesia: ni unos ni otra pudieron hacer nada para detener la enfermedad. El fenómeno llegó a afectar el poder del clero. La Iglesia ya nunca más seria el de antes, puesto que muchas de sus atribuciones serían transferidas al poder temporal. La impotencia de los gobiernos, unida por un lado a las medidas restrictivas (al admitir las cuarentenas) no tuvo ningún efecto para contrarrestar la crisis social, a ello se sumaron la falta de trabajadores cualificados para la manifactura, ¡puesto que la mayor parte estaban ya muertos! Se crearon rebeliones y, como consecuencia mejoro la calidad de vida de los supervivientes. (…) Algunos historiadores piensan que el Renacimiento no se hubiera podido producir sin la aparición de la peste negra”.
EL RENACIMIENTO Y EL BALLET:
Con el advenimiento del Renacimiento, los enfoques hacia el cuerpo del hombre, cobró un importante interés, al vinculársele a las artes a la danza. Los impulsos estéticos, surgieron en el interior de las cortes de Italia (balletto) y de Francia (ballet). Durante el renacimiento empieza a proliferar el Ballet Cour creado en Italia, como forma de espectáculo integro con un inicio y final manifiesta sobre un tema dramático que se propala por medio de variadas evoluciones coreográficas junto al canto, la declamación y la música.
Recién en el siglo XV y XVI aparece la Opera-Ballet que centra su interés en la técnica y mecanicismo del gesto (monomorfo y perfecto) y la actitud corporal, afirmando las primeras bases de la danza académica. El ballet nace como una expresión cuya técnica fue distinta a la empleada en las danzas folklóricas. Mientras que en el baile popular se ejecutaban movimientos rápidos con los pies levantados, en la danza de carácter señorial, los movimientos eran lentos, donde los pies sólo resbalaban por el suelo y la cortesía sólo permitía que apenas se rozaran la punta de los dedos de la mano entre damas y caballeros.
Si bien en idiomas como el castellano y el italiano las palabras danza y baile se emplearon como sinónimos, sin siquiera evaluar las características que las pueda diferenciar. Esto no ha sucedido siempre, ya que con la aparición del ballet en el Renacimiento, la diferencia entre ambos términos, se acentuó con mayor intrepidez. Baile se llamó a todas las expresiones corporales, procedentes de los sectores populares, donde la improvisación se exhibía, como uno de los elementos de exteriorización más comunes, mientras que por danza se categorizó, a aquellas expresiones con profundas raíces mágicas y coreografía establecidas, ajenos a toda improvisación. (Cf. Enrique Pinilla: 1964).
Gracias al aporte de los mecenas, las danzas se desarrollaron a grandes escalas sociales, paralelo a ello se incrementaron las celebridades y festividades en las cortes y los espacios públicos respectivamente. De este modo la danza se convirtió en objeto de estudios, para ello un grupo de intelectuales considerados Pléyades, fueron los que se encargaron de articularla con la música, el sonido y el teatro, como se solía demostrar en la época griega.
En la corte de Catalina Medici (1519-1589), la esposa italiana de Enrique II, nacieron las primeras formas de Ballet Clásico, de la mano del genial maestro Baltazar de Beauyeulx en 1581. El contenido del ballet normalmente era alegórico-mitológico (manifiesta mediante mascaradas y pantomimas) y bailado sólo por aristócratas aficionados en un salón. El reimpulso de la danza, determinó el carácter de los futuros ballets cortesanos que cristalizaron en el siglo XVII.
En las diferentes cortes europeas los danzantes de ballet, se presentaban con sus presuntuosos vestuarios, bajo una ostentosa decoración, cargada de fuentes artificiales, luminotecnia, etc. El ballet fue un espectáculo donde música, argumento y escenografía se presentaban ante el público como un todo expresado.
En 1661 Luis XIV de Francia, autorizó el establecimiento de la primera Real Academia de la Danza, fue en esta escuela donde se fijaron las famosas cinco posiciones de la danza, así como la mayor parte de la técnica que actualmente se emplea. Muchos de los ballets presentados fueron creados por el compositor italiano francés Jean Baptiste Lully y el coreógrafo Pierre Beauchamps, a quien se le atribuye la determinación de las cinco posiciones mencionadas.
De este modo, en los siglos siguientes el ballet, se convirtió en una disciplina artística reglada que fue adaptándose a los cambios políticos y estéticos de cada época. En un primer momento solo los hombres podían participar de ella, y los papeles femeninos los realizaban estos mismos pero disfrazados. Las primeras bailarinas aparecieron recién en 1681, en una escenificación llamada “el triunfo del amor”. En estos mismos años las danzas sociales de pareja como el Minuet y el Vals comenzaron a emerger como espectáculos dinámicos.
A lo largo de los siglos XVI y XIX se han presentado un progresivo desarrollo en las líneas académicas en la danza y en las otras líneas alternativas a esta, así, ya en el siglo XVIII, Jean Georges Noverre denuncia el vacio que genera la danza reducida a las “proezas técnicas” y a la esquematización estereotipada de los movimientos. Noverre, fue el más famoso defensor del ballet francés en acción, escribió cartas sobre la danza y los ballets, en las que aconsejaba utilizar los movimientos naturales, sensibles y realistas. Este crítico enfatizaba que todos los elementos de un ballet, debían funcionar armónicamente para expresar su argumento”. (Cf. Rori Dane Suarez, 2008).
Al comienzo del siglo XVIII, la escena creo para si una categoría independiente de profesionales adiestrados y expertos en el arte teatral, a quienes la sociedad segregaba de su seno y señalaba por todos los medios posibles. Fue Marie Anne Camargo, quien acortó las faldas y empezó a usar zapatillas sin tacón. Alrededor de 1841, se inventó la zapatilla de puntas y se estreno "Giselle", una obra cumbre del romanticismo y una de las importantes bases del ballet clásico, sin embargo la danza sobre puntas sólo se utilizó para exhibir pasos y saltos en tiempos breves. Su rival, María Sallé desechó el corsé y se colocó túnicas griegas para bailar “Pigmalión”. Por otro lado John Weaver, eliminó las palabras e intentó transmitir, el sentido dramático por medio de la danza y el gesto.
Se encajó el cuerpo del bailarín con los ideales de cortesía, elegancia y pudor que se valoraban en aquella época. En las obras, el espacio fue utilizado de una manera equilibrada, ordenada, simétrica y con cierta jerarquía espacial.
En las escenas grupales del siglo XVIII, se llegaron a representar al Rey Sol (Luis XIV), llamado así por una coreografía en la que todos los demás danzaban a su alrededor, haciendo visible su poder a través de la metáfora espacial de la jerarquía.
En el siglo XIX, el Ballet Romántico, se reflejó con el culto a la bailarina y la lucha entre el mundo terrenal y el mundo espiritual que trascienden la tierra. El ballet "Las Sílfides", fue un ejemplo de ello, cuya primera representación tuvo lugar en París, con María Taglioni a la cabeza. Al mismo tiempo, los poderes políticos de Europa colonizaron África, Asia y Polinesia, donde prohibieron y persiguieron las danzas y los tambores por considerarlos bastos y sexuales.
Durante el siglo diecinueve, paso a ser lisa y llanamente un vehículo femenino de expresión. El movimiento romántico hallo en la danza sus manifestaciones mediante un estilo ligero, incorpóreo y etéreo que resulto inmensamente más apropiado para mujeres. Los hombres quedaron subordinadas a ellas, levantándolas, sosteniéndolas en alto, soportándolas, transportándolas y tomándolas en el aire. Cuando disponían para si de unos minutos en el escenario, no podían pensar en nada mejor, con el objeto de hacer digna pareja con sus incorpóreas compañeras., que en imitarlas y procurar aventajarlas en el aspecto flotante, inmaterial, etéreo. No es masculino desprenderse de la tierra y flotar, sino por el contrario, afianzarse bien sobre ella. (…) Las mujeres no tropezaron con obstáculo alguno, sencillamente porque los hombres encontraron la tarea tan poco de su gusto como para no oponerles ninguna barrera. La coreografía es quizás la única actividad en que las mujeres no han tenido que luchar contra la resistencia de los hombres, y no es casual el hecho de que los grandes revolucionarios del baile hayan sido siempre mujeres. (Agnes de Mille, Ballet y Sexo en MI VIDA EN LA DANZA, pp. 74 – 82: 1960) Compañía General Fabril Editora, S. A. Buenos Aires-Argentina.
A pesar de que el ballet se había expandido por toda Europa, fue a partir de la segunda mitad del siglo XIX, donde comenzó a perder su interés público debido a la rigidez académica, situación que fue denunciado por Dalsarte desde el terreno alternativo, Isidora Duncan hizo lo propio en el siglo XX, sin embargo y a pesar de ello se produjeron destacables obras como la “Coppélia”, “Sylvia” y “La fuente”, con música de Leo Delibes. Por su parte Rusia siguió con la tradición del ballet, gracias al coreógrafo Marius Petipa. Entre sus obras los más conocidos fueron: “La Bella Durmiente” (1890), “El Lago de los Cisnes” y “Cascanueces”, obras que fueron elaboradas con acompañamiento musical de P. I. Tchaikovsky y la colaboración de Liev Ivanov. Petipa llegó a convertirse en un punto de referencia. Fokine fue otro artista que hizo hincapié en la idea de la expresividad. Hubo también otros representantes como S. Diaghilev, Vaslav Nijinski, que contribuyó la reaparición de la figura masculina. (Cf Historia del Ballet Clásico, 2009).
En el siguiente siglo, la apertura de la danza moderna, diversificó los movimientos dancísticos, los bailarines produjeron una variedad de admirables obras. Sin embargo pasado los años el antagonismo entre la danza moderna y el ballet clásico terminarían por borrarse, y los bailarines finalmente alcanzarían a manifestarse en ambos estilos.
“El ballet ejerce singular influjo sobre las mujeres de occidente, y yo diría que no es por lo temático, sino por la fastuosidad con que se presenta, las flores, el publico de gran lujo y el sistema estelar, aunque la opulencia seduce siempre. Su pujanza y atractivo, según creo, estriban más bien en su cualidad real de la técnica.
La técnica del ballet, en comparación con la de los bailes mas modernos y hasta con las manifestaciones folklóricas, es menos natural, si tal vocablo puede utilizarse con respecto a su arte, mas arbitraria, mas estilizada y mas impersonal. El cuerpo esta obligado a perder su apariencia humana. Toma elementos del dibujo abstracto y, visto superficialmente, al principio parece perder toda relación con la experiencia sexual y emocional. Con todo, debe seguir siendo un cuerpo y nada más. Ese cuerpo debe ser tal como nosotros desearíamos que fuese, no uno de nuestros cuerpos gastados, sino un cuerpo ideal, de ensueño, liberado de la fatiga y la inquietud. Es la condensación de todos los elementos que consideramos más atrayentes: ligereza, vaporosidad, fuerza, facilidad y, sobre todo, perfección. Todas las articulaciones y los tendones se estiran al máximo, los brazos se abren y liberan, el pie se arquea en el último espasmo de la exaltación, la espina dorsal queda tensa; de la cabeza a los pies, el cuerpo es una fuerte y positiva aserción. Por eso constituye quizás la forma más erótica de danza conocida por nosotros. (…) La línea alargada, erecta, fuerte y vital, es música en nuestros espíritus…el estiramiento y encogimiento, el salto liberador, la carrera y la huida de la tierra son expresión occidental europea. (…) Con la cabeza en alto, brincamos y corremos. El oriental acaricia y se echa al suelo, encorvado y vuelto hacia su interior, en un único sitio. La suya es danza de diseño y habla de vida restringida y de introspección. El espacio le ha faltado durante miles de años; a nosotros nos ha sobrado”. (Agnes de Mille, Ballet y Sexo en MI VIDA EN LA DANZA, pp. 74 – 82: 1960) Compañía General Fabril Editora, S. A. Buenos Aires-Argentina.
DE LA DANZA MODERNA A LA DANZA CONTEMPORANEA:
La Danza en el Siglo XX:
Si la danza clásica buscó el preciosismo, lo estructurado y, la conexión con lo etéreo y celestial, ligada al concepto de lo apolíneo. La Danza Moderna y Contemporánea por su parte, escudriñó siempre la conexión con lo terrenal, con lo humano y sus pasiones. Su expresión libre y su carácter transgresivo estuvieron siempre ligados al concepto de lo dionisiaco. (Cf. Adolfo Vásquez).
Finalizada la Primera Guerra Mundial, surge entre los más sensibles, un serio cuestionamiento sobre los valores. Los artistas buscan expresar algo mucho más personal, dinámico y compatible al espíritu coyuntural. Si en Rusia surgía un renacimiento del ballet propiciado por los más brillantes coreógrafos, compositores y artistas visuales y diseñadores como Ana Pavlov, Claude Debussy, Stravinsky, Pablo Picasso, etc. Paralelo a ello en occidente, las primeras manifestaciones de la Danzas Modernas comenzaban a tomar protagonismo, como reacción frente a los estilizados movimientos del ballet.
A la progresiva emancipación de la mujer, surgió una nueva forma de bailar, que declamaba la libre expresión corporal, tomando a Isidora Duncan como su principal referencia.
La danza moderna apasiona más a las mujeres que a los hombres…es la única ejercitación física posible a las mujeres que no comportan responsabilidad moral o riesgo físico. Constituye un verdadero retorno a la libertad pagana y a los juegos infantiles. Puede hasta ser un sustituto completo, aunque inconsciente, del amor físico, y en las vidas de las grandes bailarinas suple habitualmente esta función…tan imbuido de sexualismo esta el movimiento mismo. No hace falta que sea una mujer hermosa; no es necesario que se apoye en la mínima coquetería personal; más aun, no debe hacerlo. (Agnes de Mille, Ballet y Sexo en MI VIDA EN LA DANZA, pp. 74 – 82: 1960) Compañía General Fabril Editora, S. A. Buenos Aires-Argentina.
Por otra parte, desde la segunda década del siglo XX hasta la actualidad, nuevas libertades en el movimiento del cuerpo se impusieron al constante cambio de actitudes. La música con influencias latinas, africanas y caribeñas inspiraron la proliferación en la creación de las salas de baile y de danzas como la rumba, la samba, el tango, el cha, cha, cha, etc.
A partir de la década de los cincuenta, otras danzas individualistas como el rock and roll, el twist, los free-style, considerados bailes de rebeldía, tomaron el relevo. Posteriormente aparecieron el disco dancing, el breakdancing, danza-jazz, etc; En las ultimas décadas del siglo XX y paralela a la danza contemporánea, académica y la danza-jazz, se impusieron una diversidad de danzas que inclusive cuentan con un diseño teórico, que pueden ir desde lo espiritual, lo epistemológico, lo filosófico, hasta lo terapéutico, medico, correctivo y de rendimiento motriz, tal es el caso de la Gym-dance, el Aerobic, dance-Contact-Improvisation, Biodanza, Danza-terapia, etc.
Ya en los albores del siglo XXI, la danza retomaría el significado de los temas dramáticos, la musicalidad y el virtuosismo técnico renovado. Todas estas practicas iniciadas en el renacimiento hasta la actualidad, han conservado concepciones y practicas coyunturales, en función a una variedad de técnicas en la mecánica, la gestualidad y la coreografía corporal. Todas ellas han conjugado aspectos figurativos y abstractos, aspectos relacionados con la emocionalidad humana en sus diversas condiciones de vida.
La Danza Moderna:
La Danza Moderna se consolidó sobre todo, entre los dos primeros decenios del siglo XX, apareció como una contrapropuesta o ruptura esencial en oposición a los valores fundamentales del ballet. Al igual que las otras tendencias artísticas de la época, los artistas de la Danza Moderna, se manifestaron desarrollando propuestas abstractas y expresionistas de carácter real.
A los cambios en la ciencia, la tecnología, así como la trágica y desolada coyuntura, luego de la devastación producida por la Primera Guerra Mundial, se sumaron la agitación de las grandes vanguardias, que buscaban nuevas formas de expresión.
La danza tradicional como el Ballet Clásico, que aun preservaba el valor de la métrica, el ritmo, los saltos y los pasos, fue transformada radicalmente por la variabilidad de las nuevas corrientes vanguardistas. Para muchos defensores del ballet clásico, la danza moderna no era otra cosa sino, una manifestación degenerada de las artes danzarías, algunos pensaron, que se solo se trataba de una simple ruptura estética y/o cambio de gustos.
Sin embargo la danza expresionista y abstracta, buscó la recuperación del movimiento libre, mediante la interacción dinámica con el espacio y la posibilidad de la autoexpresión corporales. De este modo la Danza Moderna, rompió con los pasos pre establecidos de la academia, para luego convertirse en un componente intenso, prevaleciendo la expresión emotiva y los sentimientos más profundos del ser.
La desnudez fue otro recurso que se impuso como parte de su búsqueda de la libertad. Los artistas consideraban, que la belleza corporal se encontraba por encima de la indumentaria, motivo por el cual, eliminaron toda exuberancia de las escenografías, asimismo redujeron los excesos en el acompañamiento musical. A los danzarines también les pareció indispensable, experimentar con los silencios y los sonidos aislados.
Por otro lado la característica zapatilla del ballet, fue descartada, los artistas prefirieron danzar con el pie descalzo, con el propósito de establecer contacto con la tierra. Eliminaron el virtuosismo académico y en sustituto, se buscó la expresión libre. También se propusieron cambiar la concepción del espacio escénico y la utilización de la energía en el movimiento del tiempo.
Una de las fundamentales motivaciones de los artistas de vanguardia, fue su espíritu explorador. Los danzantes se dedicaron a investigar y recopilar estilos y técnicas de una diversidad de expresiones tradicionales (India, Egipto, Grecia, etc.), para luego insertarlas en sus respectivos estilos y prácticas. De ese modo resaltaron la individualidad creativa.
La Danza Moderna se originó primero en la Alemania, sin embargo, su desarrollo técnico se efectuó en los Estados Unidos, junto a artistas como Denisshawn, Martha Graham y Doris Humphrey. Por su parte en Europa, el foco principal fue Berlín, allí destacaron Isidora, Duncan, Loie Fuller y Rudolf Von Laban, quienes hasta buen tiempo se mantuvieron en el terreno de la independencia expresiva.
Isidora Duncan, utilizó en sus trabajos los ideales del antiguo arte griego, con el propósito de revalorar el carácter natural de las expresiones. Rudolf Von Laban, creó la labanotación, que consistía en un análisis científico del movimiento humano, basado en una notación geométrica, que consistía en estirar y contraer el cuerpo ajustado a un espacio. La técnica de Martha Graham, se basó en la relajación y contracción de la respiración, en sus inicios priorizó las expresiones abstractas, posteriormente se centró en el carácter místico y psíquico de las obras. Graham, afirmaba que la región abdominal era la fuente de energía que controlaba el cuerpo del danzante. Mary Wigman, fue otra de las principales figuras de la Danza Moderna, cualificó el silencio y la mímica dentro de sus trabajos, para explorar el lado oscuro de la naturaleza humana, su coreografía estuvo inspirada en el mundo asiático y oriental y en muchas de ellas utilizo mascaras.
Posteriormente surgieron figuras como Mary Wigman, Merce Cunningham, José Arcadio Limón, Emile Jaques-Dalcroze, Charles Weidman, entre otros.
“Cabe mencionar que con el nazismo muchos artistas alemanes como Laban y Jooss emigraron fuera del país. Kurt Jooss había criticado duramente a la sociedad alemana en sus coreografías, incluyendo entre sus personajes figuras como la de la muchacha que debe vender su cuerpo por dinero, la madre desesperada, el soldado humillado, el hombre hambriento de poder, etc. Su obra más crítica fue La Mesa Verde, en donde destacaba la grieta existente entre las distintas clases sociales”.
La Danza Contemporánea:
El surgimiento de la Danza Contemporánea formó parte de la búsqueda de un espectáculo totalizador y teatral, en el que de forma cohesionada y equilibrada los artistas mezclaron y relacionaron, las acciones corporales, con otras disciplinas artísticas como la acrobacia, el ballet, la danza moderna, el jazz, el karaoke, la música electrónica, el video, los cuerpos pintados e inclusive tuvieron un acercamiento al performance (mediante la danza performatica, la metaformance, etc.).
Si definimos las características de la Danza Contemporánea, podemos comenzar argumentando que se trató de una expresión artística polivalente, donde los artistas buscaron representar los ideales políticos y el manejo de nuevos conceptos de libertad creativa, contrastando con los compromisos ideológicos de la élite y la burguesía dominantes.
“Los sesenta fue en la década en que se produjo una revolución artística en los postulados mundiales de la anarquía. En aquellas sociedades que enfrentaban la crisis política y social del capitalismo y sus oponentes. El arte manifiesta la existencia de un ser humano que no encuentra su lugar dentro de la sociedad y la coyuntura, rechazando rotundamente a lo establecido y a la política mercantil de la burguesía”.
Existe una preocupación por develar las preocupaciones internas, cualidades y defectos fundamentales del ser humano. Los artistas utilizan una diversidad de vías para quebrar los conceptos tradicionales a través de lo absurdo y lo grotesco. Se formula un lenguaje coreográfico basado en lo presente y la vida cotidiana. Rechazan los conceptos tradicionales del tiempo, espacio y acción, en sustituto mantiene el contraste, la contraposición y la heterogeneidad expresiva. Objetan las estructuras narrativas y secuencias lógicas tradicionales, priorizando los movimientos espontáneos, asimismo niegan el escenario convencional y trasladan las actuaciones a los espacios abiertos; muros, escaleras, jardines, calles, escenarios flotantes, balsas, etc.
Incorporan al público como parte de sus actuaciones. Hay quienes llegan a negar al propio bailarín, para luego convertirlo, en objeto de provocación de efectos visuales. Algunos artistas dejaban que las obras se manifestaran libremente, para destacar la interacción con el público, inclusive se llegó a utilizar bailarines no entrenados. (Cf. Paola Lorenzana, 2007).
La Danza Contemporánea se manifestó a través de una pluralidad de vías estéticas y, una de sus principales modalidades expresivas fue la Danza-Teatro (tanztheater), que consistió en la unión de la danza “genuina” y los métodos del teatro, creando de este modo una nueva y única forma de danzar. La Danza-Teatro se distinguió por una fuerte referencia con la realidad, para ello los artistas se valieron del dolor social. Las presentaciones se centraron por revelar conflictos humanos, a base de movimientos y gestualizaciones, alternadas con caídas, golpes, saltos y colapsos dramáticos., estimulando al espectador a identificarse y reflexionar sobre ciertas líneas de pensamiento. A diferencia de las otras modalidades dancísticas, que representaron la búsqueda coreográfica de los conocidos códigos de baile, influenciados por escuelas y las diversas técnicas, la Danza-Teatro fundaba cada vez que se realizaba un trabajo, expresiones visuales que concuerden con la temática escogida. Estuvo representada en Europa por artistas como Pina Bausch, Susanne Linke, Reinhilde Hoffman, Eugenio Barba, entre otros.
Fue en 1973 cuando la alemana Pina Bausch, puso de manifiesto su Danza-Teatro y su psicodrama analítico, La artista colocó en cuestión los automatismos psíquico-sociales, la formalidad y la banalidad excesivas de la época. Bausch fue testigo de una época desgarrada y devastada, motivo por el cual se situó en una escena de avanzada, desde donde reinvento los movimientos primigenios de la danza, que habían sido reducidas a lánguidos ritmos carentes de emoción, asimismo lucho contra las categorías del buen gusto y la belleza y los modelos canonizados sobre el “cuerpo ideal”, para mostrar una realidad heterogénea en la que el movimiento adquiría un enorme poder transgresor. (Cf. Adolfo Vásquez).
El Psicodrama Analítico de Bausch, ofreció no solo la metodología adecuada de sublimación, socialización y producción de subjetividad singular y colectiva, potenciando o mejor redirigiendo la agresión del espectador, y previniendo la violencia social. La expresión corporal escenificaba la agresión ritual como campo de enfrentamiento en el que comparece la tensión, la competencia y el origen genético del comportamiento teatral. De este modo el espectador, se convertía en también organizador de los impulsos de la experiencia estética, por medio de la catarsis se movilizaba internamente, ejercitada de agresión o erotismo anestesiado. (Cf. Adolfo Vásquez).
A diferencia de los europeos los artistas norteamericanos, de los años sesenta, se concentraron más en el alarde técnico y su vuelco hacia las concepciones posmodernas, heredando de este modo la técnica de Martha Graham. Cabe resaltar la particularidad de Georgi Melitonovitch Balanchivadze, mejor conocido por su nombre artístico de George Balanchine, considerado como el arquitecto principal del ballet en los Estados Unidos, fue responsable de la exitosa fusión de conceptos modernos con las ideas más viejas del ballet clásico, además, gracias a él, la gran academia se transformó en un juego bastante dinámico y geométrico, bien alejado de las languideces románticas. Influyo notablemente en artistas contemporáneos como Helgi Tomasson, Christopher Wheeldon, Arthur Mitchell, Edward Villella, Suzanne Farrell y entre otros.
Artistas inmigrantes como Antony Tudor, no estuvieron exentas del desarrollo dancístico en los estados unidos, Tudor fue quien cambió de la manera más drástica el rostro de la danza estadounidense, al inyectar una dosis de verdad emocional a la fórmula del ballet del siglo XIX. Por otro lado cabe también mencionar al compositor John Cage, que influyó notablemente en la vanguardia de su tiempo, tanto en la música como en la danza. Paul Taylor, Mark Morris, Michael Smuin, Patrick Makuakane, Lily Cai, Alvin Ailey, Bill T. Jones, David Rousseve y Robert Moses, fueron los más destacados durante la segunda mitad del siglo XX, que influenciaron en danzantes actuales como Lar Lubovitch, Gerald Arpino, Stanton Welch, Mikko Nissinen, Judith Jamison, Yuri Possokhov, Dennis Nahat, Michael Smuin, Margaret Jenkins discípula de Cuningham, Joe Goode, Alex Ketley, Christian Burns, entre otros.
El Ballet-Teatro fue otra de las modalidades expresivas de la Danza Contemporánea, donde se utilizaron códigos dancísticos de carácter literal. En el Ballet-Teatro los artistas se valieron de expresiones miméticas (gestos, movimientos e imágenes) para contar o no historias, sustentadas en inteligibles argumentos. Representaban la realidad sea imitándola o por medio de diversas sensaciones corporales, apelando a una yuxtaposición de expresiones abstractas, enfocados al inconsciente del espectador, pero fueron abstraídos progresivamente por la Danza-Teatro.
De los sesenta a la fecha, se viene desarrollando una variedad de estilos y categorías dancísticas, que responden a una variedad de líneas de enseñanza, múltiples coreografías y una diversidad de compañías, que se vienen insertando dentro de la corriente contemporánea. En el siglo XXI, la tecnología ha llegado a irrumpir en el mundo del arte, con más o menos vigor en las distintas zonas del mundo. De este modo la multimedia junto al artista, se ha comprometido ya, en la promoción del arte en forma interdisciplinario, integrando el video, la música de vanguardia, la gestualidad verbal, la moda, la iluminación, etc.; enriqueciendo los espacios y escenarios en forma sorprendente. Sin embargo en muchos casos y a pesar de la tensión dramática, el acento se ha centrado en lo visual, lo puramente cinético y efímero.
(1)…la época medieval repudió completamente todas las manifestaciones de la danza durante un tiempo, y mas tarde, cuando ya estaban ahogados para siempre los restos de exuberancia pagana, sólo presto su aprobación a las formas de salón, fuera del claustro, y aun esto únicamente como una válvula de seguridad social. Su práctica sólo se favoreció en los castillos, las cortes y en las escenas pero como algo meramente ornamental. (Cf. Agnes de Mille, Ballet, pp. 74 – 82: 1960).
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Abancay, 26 de marzo del 2012
LA DANZA EN LA ANTIGÜEDAD:
En el antiguo Egipto, las danzas ceremoniales fueron instituidas por los faraones. Hubo danzas que representaban la muerte y la reencarnación del dios Osiris, fueron ejecutados por profesionales de alto dominio técnico, debido a su compleja estructura estética. También existieron danzas asociadas a los cortejos y los placenteras, donde participaban bufones, enanos, negros y jorobados, para regocijar a reyes y nobles.
Por otro lado la danza a la muerte en el Egipto popular, fue una de las principales expresiones de alto valor estéticos y se efectuaban con personificaciones de dioses astados. La actitud del hombre ante la muerte ritualizó dancísticamente el cortejo, y a la vez teatralizó el viaje del ka (sustancia divina) hacia el tribunal de Osiris. Ambas eran representaciones que integraban espacios de danza y música.
Los santuarios de Luxor y Karnak (Tebas), fueron los principales centros en el desarrollo de las danzas sagradas y profanas. Asimismo, Egipto fue el país de las danzarinas; contaba con las Plañideras, que danzaban incansablemente al derredor de los sarcófagos durante las ceremonias fúnebres.
En la Grecia antigua por su parte, la influencia Egipcia fue propiciada por viajeros y filósofos que solían transitar por Egipto, buscando ampliar sus conocimientos. Platón catalizó y propició el ejercicio de la danza griega, por ser una importante actividad para el fortalecimiento del espíritu.
Cubiertas sus necesidades, los griegos tuvieron tiempo de mirar hacia otros puntos de su interés, así descubrieron el cuerpo humano, que aunque resulte obvio, nunca antes nadie se había detenido a observarlo. Los griegos fueron los que notaron que el cuerpo, podía ejercitarse y embellecerse, pero sobre todo, descubrieron lo agradable que era ver un cuerpo bello, a través del baile. Así fue que crearon las danzas, para que hombres y mujeres los interpretaran, además de dedicarle buena parte de su tiempo en mantener una figura ágil y hermosa.
En los rituales de la danza, prevalecía la fuerza por encima de la perfección interpretativa. La danza griega, estuvo articulada al panteón originario y la conducta profana de la sociedad, estas formaron parte de los banquetes, matrimonios y actividades funerales, asimismo fueron proferidas mediante el ejercicio de las tragedias, comedias y dramas satíricos.
La Pírrica, fue una danza mítico-religiosa, acompasada por el ruido de escudos militares, y se practicaba en honor de Atenea, la diosa de la guerra, danza con la cual se instruían a los niños a partir de los cinco años. Asimismo se practicaba la llegada a Delfos de una caravana de bailarines, procedentes de los pueblos más remotos con el propósito de consagrar al dios Apolo.
Existió otra danza mitológica donde se recreaba la historia de Teseo, que había matado al Minotauro en el laberinto de Knossos. Cuenta la historia que mientras Teseo retornaba a Atenas se detuvo en Delos, para efectuar un sacrificio a favor de los dioses que lo habían resguardado durante la contienda y, mientras duraba el sacrificio, este héroe inventó una especie de baile, que imitaba los movimientos de las serpientes en representación del escabroso camino que había recorrido en su lucha con el Minotauro.
Por otro lado hubo danzas frenéticas, celebradas en tributo a Dionisio y acompañadas por percusiones, que eran protagonizadas por Sátiros y Ménades.
Alrededor de Dionisio (Baco para los romanos), diversos grupos de mujeres llamadas Ménades iban de noche a las montañas, que bajo los efectos del vino, celebraban sus orgias con danzas extásicas. Estas danzas incluían, eventualmente música y mitos que eran representados por actores y bailarines entrenados. A finales del siglo V antes de Cristo, estas danzas comenzaron a formar parte de la escena social y política de la antigua Grecia.
Los griegos, amantes de lo bello y de lo bueno, tanto en el sentido filosófico como biológico, concedieron a la armonía de movimientos y al ritmo corporal una importancia decisiva, que los llevó no sólo a admirar la belleza plástica, sino también por el desarrollo armónico del propio cuerpo.
Por otro lado, en la sociedad romana, la danza fue practicada como una prodigiosa actividad. Incluso llegaron a crear la pantomima. A través de este gesto los danzarines contaban historias mediante la sola acción del cuerpo. Si las danzas romanas se caracterizaron por ser orgiásticas, ejecutadas por esclavos y representando historias completas de Afrodita, hubo también bailes en honor a los dioses del panteón romano, que se efectuaban en importantes ceremonias públicas. Danzas para recibir las estaciones, efectuadas mediante juegos florales, en honor a la diosa Flora (la Cloris Griega), divinidad virginal que fue honrada con danzas sencillas, cuya intención, era la expresión de alegría por la llegada de la primavera. Festividad que se vio confundida, por el hecho de que una mujer pública, que llevaba por nombre Flora, había dejado su herencia al pueblo romano, y éste en su desenfreno, mezcló a las dos mujeres en una sola celebración. Irónicamente, la Iglesia una vez asegurada su poder, capitalizó esta situación, limpiando toda intención libertina, para luego reconvertirla en una fiesta en honor a la Virgen.
Sin embargo, el inicial entusiasmo por la danza en Roma desapareció rápidamente, ya que a este pueblo, que se distinguía por ser guerrero y conquistador de países y de riquezas, no le resultaba favorable ante sus oponentes. Motivo por el cual los poderes públicos y la nobleza, en 150 a. c. contuvieron la práctica de la danza y cerraron todas las escuelas de baile. La danza, fue considerarla como una actividad sospechosa y muy peligrosa para la élite romana, pero a pesar de ello su práctica social no se detuvo.
Posteriormente y durante el reinado del emperador Augusto (63 a. c.-14 d. c.) la danza reflotó su ejercicio social, no obstante cuando el imperio romano adquirió su cristianización, el valor del cuerpo, la sexualidad y la danza -una vez integradas a la razón coreográfica-, fueron objeto de controversias y de conflictos, que agudizaron la distintiva diferencia entre la danza profana y la danza sagrada.
LA DANZA EN LA EDAD MEDIA:
A partir del siglo IV la posición de la iglesia con respecto a la danza se mostró ambivalente, por un lado fue rechazada al ser considerada como catalizador de la permisividad sexual, lascivia y éxtasis y por otro, intentaron incorporarla es sus diversas celebraciones. Danzas estacionales Celtas, Anglosajonas, Galos, etc., formaron a menudo parte de los ritos religiosos católicos durante la edad media.
Pero fue a principios del siglo IX, cuando Carlomagno prohibió la danza, sin embargo la sociedad no acató la orden, algunas danzas fundamentadas en tradiciones paganas continuaron como parte de los ritos colectivos de los pueblos europeos camuflados con nuevos nombres y nuevos propósitos. En el medio rural se practicaba la danza popular con acentuado carácter distractivo y como forma de relación social; se solía hacer frecuentes referencias a las intrigas de tipo amoroso lo cual favorecía la inclusión de la gestualidad de la gestualidad figurativa, sobre todo mediante la mímica facial.
La Iglesia Cristiana fue la única religión importante que ha proscrito y condenado el desarrollo de la danza. La razón es evidente: una religión basada en la mortificación de la carne no puede hacer de la carne y sus ardores un medio adecuado de expresión. No sólo se prohibió la danza sino que también se impuso reglas que vedaban su estudio y conocimiento, incitando a la gente sólo a la adoración de Dios y a la instrucción.
Debemos a la iglesia nuestra arquitectura, nuestra pintura y nuestra música. Ella creo y perfecciono la armonía polifónica, junto con los métodos de escritura, y música, tarea en la que invirtió quinientos años y necesitó el mayor grupo de eruditos jamás reunidos para una única tarea. La iglesia necesitaba de la música; el baile no le hacia falta, sino todo lo contrario (…) El baile, junto con la fantasía en las comidas y el exceso de cintas y adornos en la ropa, fue la forma de dar expresión a los instintos animales. Se lo utilizó también como un auxiliar menor del galanteo. Naturalmente, no llegó a desarrollarse como arte y poco a poco fue quedando reducido a expresión inconsciente de una manifestación folklórica. En contraste con las demás artes, no hubo manera de que fuera consignado por escrito y, por consiguiente, careció de reconocimiento serio. Los intelectuales no pensaban nunca en expresarse por la danza, salvo, por supuesto, en el terreno biológico. Las mujeres inteligentes estaban por ese entonces en la cocina o en el cuarto de juego de los niños. Jamás un talento portentoso, comparable, por ejemplo, a Shakespeare, Goethe o Bethoven, se preocupó por la danza…la danza había perdido los vestigios de su parentesco con las demás artes hermanas y no hubo razón para considerarla en un mismo plano con la música y la pintura. (Cf. Agnes de Mille, Ballet, pp. 74 – 82: 1960). (1)
No obstante durante esta época surgió una danza secreta considerada la danza de la muerte, a raíz de la aparición de la Peste Negra que flagelo Europa y cobró la vida de 50 millones de personas.
“La muerte empieza a ser asociada con la figura del esqueleto, o un cadáver en descomposición. En actitud de danzar, dialoga y arrastra uno por uno a las personas de las más diversas clases sociales. Asimismo a través de diversas representaciones iconográficas se buscaba plasmar la fugacidad de la vida y de los placeres terrenales, en esa época donde la mortalidad era alta”. (Cf. Charles Baudelaire).
La práctica de esta danza comprendió los siglos XIV y XV, sobre todo entre los territorios de Alemania e Italia. La danza de la muerte fue descrita como una acción ritual, donde los ejecutantes se movilizaban a base de saltos, dando gritos y convulsiones con furia, como quien arroja la enfermedad del cuerpo.
“Asimismo con la parición de la peste negra, cambió también la actitud de la sociedad hacia los nobles y la propia Iglesia: ni unos ni otra pudieron hacer nada para detener la enfermedad. El fenómeno llegó a afectar el poder del clero. La Iglesia ya nunca más seria el de antes, puesto que muchas de sus atribuciones serían transferidas al poder temporal. La impotencia de los gobiernos, unida por un lado a las medidas restrictivas (al admitir las cuarentenas) no tuvo ningún efecto para contrarrestar la crisis social, a ello se sumaron la falta de trabajadores cualificados para la manifactura, ¡puesto que la mayor parte estaban ya muertos! Se crearon rebeliones y, como consecuencia mejoro la calidad de vida de los supervivientes. (…) Algunos historiadores piensan que el Renacimiento no se hubiera podido producir sin la aparición de la peste negra”.
EL RENACIMIENTO Y EL BALLET:
Con el advenimiento del Renacimiento, los enfoques hacia el cuerpo del hombre, cobró un importante interés, al vinculársele a las artes a la danza. Los impulsos estéticos, surgieron en el interior de las cortes de Italia (balletto) y de Francia (ballet). Durante el renacimiento empieza a proliferar el Ballet Cour creado en Italia, como forma de espectáculo integro con un inicio y final manifiesta sobre un tema dramático que se propala por medio de variadas evoluciones coreográficas junto al canto, la declamación y la música.
Recién en el siglo XV y XVI aparece la Opera-Ballet que centra su interés en la técnica y mecanicismo del gesto (monomorfo y perfecto) y la actitud corporal, afirmando las primeras bases de la danza académica. El ballet nace como una expresión cuya técnica fue distinta a la empleada en las danzas folklóricas. Mientras que en el baile popular se ejecutaban movimientos rápidos con los pies levantados, en la danza de carácter señorial, los movimientos eran lentos, donde los pies sólo resbalaban por el suelo y la cortesía sólo permitía que apenas se rozaran la punta de los dedos de la mano entre damas y caballeros.
Si bien en idiomas como el castellano y el italiano las palabras danza y baile se emplearon como sinónimos, sin siquiera evaluar las características que las pueda diferenciar. Esto no ha sucedido siempre, ya que con la aparición del ballet en el Renacimiento, la diferencia entre ambos términos, se acentuó con mayor intrepidez. Baile se llamó a todas las expresiones corporales, procedentes de los sectores populares, donde la improvisación se exhibía, como uno de los elementos de exteriorización más comunes, mientras que por danza se categorizó, a aquellas expresiones con profundas raíces mágicas y coreografía establecidas, ajenos a toda improvisación. (Cf. Enrique Pinilla: 1964).
Gracias al aporte de los mecenas, las danzas se desarrollaron a grandes escalas sociales, paralelo a ello se incrementaron las celebridades y festividades en las cortes y los espacios públicos respectivamente. De este modo la danza se convirtió en objeto de estudios, para ello un grupo de intelectuales considerados Pléyades, fueron los que se encargaron de articularla con la música, el sonido y el teatro, como se solía demostrar en la época griega.
En la corte de Catalina Medici (1519-1589), la esposa italiana de Enrique II, nacieron las primeras formas de Ballet Clásico, de la mano del genial maestro Baltazar de Beauyeulx en 1581. El contenido del ballet normalmente era alegórico-mitológico (manifiesta mediante mascaradas y pantomimas) y bailado sólo por aristócratas aficionados en un salón. El reimpulso de la danza, determinó el carácter de los futuros ballets cortesanos que cristalizaron en el siglo XVII.
En las diferentes cortes europeas los danzantes de ballet, se presentaban con sus presuntuosos vestuarios, bajo una ostentosa decoración, cargada de fuentes artificiales, luminotecnia, etc. El ballet fue un espectáculo donde música, argumento y escenografía se presentaban ante el público como un todo expresado.
En 1661 Luis XIV de Francia, autorizó el establecimiento de la primera Real Academia de la Danza, fue en esta escuela donde se fijaron las famosas cinco posiciones de la danza, así como la mayor parte de la técnica que actualmente se emplea. Muchos de los ballets presentados fueron creados por el compositor italiano francés Jean Baptiste Lully y el coreógrafo Pierre Beauchamps, a quien se le atribuye la determinación de las cinco posiciones mencionadas.
De este modo, en los siglos siguientes el ballet, se convirtió en una disciplina artística reglada que fue adaptándose a los cambios políticos y estéticos de cada época. En un primer momento solo los hombres podían participar de ella, y los papeles femeninos los realizaban estos mismos pero disfrazados. Las primeras bailarinas aparecieron recién en 1681, en una escenificación llamada “el triunfo del amor”. En estos mismos años las danzas sociales de pareja como el Minuet y el Vals comenzaron a emerger como espectáculos dinámicos.
A lo largo de los siglos XVI y XIX se han presentado un progresivo desarrollo en las líneas académicas en la danza y en las otras líneas alternativas a esta, así, ya en el siglo XVIII, Jean Georges Noverre denuncia el vacio que genera la danza reducida a las “proezas técnicas” y a la esquematización estereotipada de los movimientos. Noverre, fue el más famoso defensor del ballet francés en acción, escribió cartas sobre la danza y los ballets, en las que aconsejaba utilizar los movimientos naturales, sensibles y realistas. Este crítico enfatizaba que todos los elementos de un ballet, debían funcionar armónicamente para expresar su argumento”. (Cf. Rori Dane Suarez, 2008).
Al comienzo del siglo XVIII, la escena creo para si una categoría independiente de profesionales adiestrados y expertos en el arte teatral, a quienes la sociedad segregaba de su seno y señalaba por todos los medios posibles. Fue Marie Anne Camargo, quien acortó las faldas y empezó a usar zapatillas sin tacón. Alrededor de 1841, se inventó la zapatilla de puntas y se estreno "Giselle", una obra cumbre del romanticismo y una de las importantes bases del ballet clásico, sin embargo la danza sobre puntas sólo se utilizó para exhibir pasos y saltos en tiempos breves. Su rival, María Sallé desechó el corsé y se colocó túnicas griegas para bailar “Pigmalión”. Por otro lado John Weaver, eliminó las palabras e intentó transmitir, el sentido dramático por medio de la danza y el gesto.
Se encajó el cuerpo del bailarín con los ideales de cortesía, elegancia y pudor que se valoraban en aquella época. En las obras, el espacio fue utilizado de una manera equilibrada, ordenada, simétrica y con cierta jerarquía espacial.
En las escenas grupales del siglo XVIII, se llegaron a representar al Rey Sol (Luis XIV), llamado así por una coreografía en la que todos los demás danzaban a su alrededor, haciendo visible su poder a través de la metáfora espacial de la jerarquía.
En el siglo XIX, el Ballet Romántico, se reflejó con el culto a la bailarina y la lucha entre el mundo terrenal y el mundo espiritual que trascienden la tierra. El ballet "Las Sílfides", fue un ejemplo de ello, cuya primera representación tuvo lugar en París, con María Taglioni a la cabeza. Al mismo tiempo, los poderes políticos de Europa colonizaron África, Asia y Polinesia, donde prohibieron y persiguieron las danzas y los tambores por considerarlos bastos y sexuales.
Durante el siglo diecinueve, paso a ser lisa y llanamente un vehículo femenino de expresión. El movimiento romántico hallo en la danza sus manifestaciones mediante un estilo ligero, incorpóreo y etéreo que resulto inmensamente más apropiado para mujeres. Los hombres quedaron subordinadas a ellas, levantándolas, sosteniéndolas en alto, soportándolas, transportándolas y tomándolas en el aire. Cuando disponían para si de unos minutos en el escenario, no podían pensar en nada mejor, con el objeto de hacer digna pareja con sus incorpóreas compañeras., que en imitarlas y procurar aventajarlas en el aspecto flotante, inmaterial, etéreo. No es masculino desprenderse de la tierra y flotar, sino por el contrario, afianzarse bien sobre ella. (…) Las mujeres no tropezaron con obstáculo alguno, sencillamente porque los hombres encontraron la tarea tan poco de su gusto como para no oponerles ninguna barrera. La coreografía es quizás la única actividad en que las mujeres no han tenido que luchar contra la resistencia de los hombres, y no es casual el hecho de que los grandes revolucionarios del baile hayan sido siempre mujeres. (Agnes de Mille, Ballet y Sexo en MI VIDA EN LA DANZA, pp. 74 – 82: 1960) Compañía General Fabril Editora, S. A. Buenos Aires-Argentina.
A pesar de que el ballet se había expandido por toda Europa, fue a partir de la segunda mitad del siglo XIX, donde comenzó a perder su interés público debido a la rigidez académica, situación que fue denunciado por Dalsarte desde el terreno alternativo, Isidora Duncan hizo lo propio en el siglo XX, sin embargo y a pesar de ello se produjeron destacables obras como la “Coppélia”, “Sylvia” y “La fuente”, con música de Leo Delibes. Por su parte Rusia siguió con la tradición del ballet, gracias al coreógrafo Marius Petipa. Entre sus obras los más conocidos fueron: “La Bella Durmiente” (1890), “El Lago de los Cisnes” y “Cascanueces”, obras que fueron elaboradas con acompañamiento musical de P. I. Tchaikovsky y la colaboración de Liev Ivanov. Petipa llegó a convertirse en un punto de referencia. Fokine fue otro artista que hizo hincapié en la idea de la expresividad. Hubo también otros representantes como S. Diaghilev, Vaslav Nijinski, que contribuyó la reaparición de la figura masculina. (Cf Historia del Ballet Clásico, 2009).
En el siguiente siglo, la apertura de la danza moderna, diversificó los movimientos dancísticos, los bailarines produjeron una variedad de admirables obras. Sin embargo pasado los años el antagonismo entre la danza moderna y el ballet clásico terminarían por borrarse, y los bailarines finalmente alcanzarían a manifestarse en ambos estilos.
“El ballet ejerce singular influjo sobre las mujeres de occidente, y yo diría que no es por lo temático, sino por la fastuosidad con que se presenta, las flores, el publico de gran lujo y el sistema estelar, aunque la opulencia seduce siempre. Su pujanza y atractivo, según creo, estriban más bien en su cualidad real de la técnica.
La técnica del ballet, en comparación con la de los bailes mas modernos y hasta con las manifestaciones folklóricas, es menos natural, si tal vocablo puede utilizarse con respecto a su arte, mas arbitraria, mas estilizada y mas impersonal. El cuerpo esta obligado a perder su apariencia humana. Toma elementos del dibujo abstracto y, visto superficialmente, al principio parece perder toda relación con la experiencia sexual y emocional. Con todo, debe seguir siendo un cuerpo y nada más. Ese cuerpo debe ser tal como nosotros desearíamos que fuese, no uno de nuestros cuerpos gastados, sino un cuerpo ideal, de ensueño, liberado de la fatiga y la inquietud. Es la condensación de todos los elementos que consideramos más atrayentes: ligereza, vaporosidad, fuerza, facilidad y, sobre todo, perfección. Todas las articulaciones y los tendones se estiran al máximo, los brazos se abren y liberan, el pie se arquea en el último espasmo de la exaltación, la espina dorsal queda tensa; de la cabeza a los pies, el cuerpo es una fuerte y positiva aserción. Por eso constituye quizás la forma más erótica de danza conocida por nosotros. (…) La línea alargada, erecta, fuerte y vital, es música en nuestros espíritus…el estiramiento y encogimiento, el salto liberador, la carrera y la huida de la tierra son expresión occidental europea. (…) Con la cabeza en alto, brincamos y corremos. El oriental acaricia y se echa al suelo, encorvado y vuelto hacia su interior, en un único sitio. La suya es danza de diseño y habla de vida restringida y de introspección. El espacio le ha faltado durante miles de años; a nosotros nos ha sobrado”. (Agnes de Mille, Ballet y Sexo en MI VIDA EN LA DANZA, pp. 74 – 82: 1960) Compañía General Fabril Editora, S. A. Buenos Aires-Argentina.
DE LA DANZA MODERNA A LA DANZA CONTEMPORANEA:
La Danza en el Siglo XX:
Si la danza clásica buscó el preciosismo, lo estructurado y, la conexión con lo etéreo y celestial, ligada al concepto de lo apolíneo. La Danza Moderna y Contemporánea por su parte, escudriñó siempre la conexión con lo terrenal, con lo humano y sus pasiones. Su expresión libre y su carácter transgresivo estuvieron siempre ligados al concepto de lo dionisiaco. (Cf. Adolfo Vásquez).
Finalizada la Primera Guerra Mundial, surge entre los más sensibles, un serio cuestionamiento sobre los valores. Los artistas buscan expresar algo mucho más personal, dinámico y compatible al espíritu coyuntural. Si en Rusia surgía un renacimiento del ballet propiciado por los más brillantes coreógrafos, compositores y artistas visuales y diseñadores como Ana Pavlov, Claude Debussy, Stravinsky, Pablo Picasso, etc. Paralelo a ello en occidente, las primeras manifestaciones de la Danzas Modernas comenzaban a tomar protagonismo, como reacción frente a los estilizados movimientos del ballet.
A la progresiva emancipación de la mujer, surgió una nueva forma de bailar, que declamaba la libre expresión corporal, tomando a Isidora Duncan como su principal referencia.
La danza moderna apasiona más a las mujeres que a los hombres…es la única ejercitación física posible a las mujeres que no comportan responsabilidad moral o riesgo físico. Constituye un verdadero retorno a la libertad pagana y a los juegos infantiles. Puede hasta ser un sustituto completo, aunque inconsciente, del amor físico, y en las vidas de las grandes bailarinas suple habitualmente esta función…tan imbuido de sexualismo esta el movimiento mismo. No hace falta que sea una mujer hermosa; no es necesario que se apoye en la mínima coquetería personal; más aun, no debe hacerlo. (Agnes de Mille, Ballet y Sexo en MI VIDA EN LA DANZA, pp. 74 – 82: 1960) Compañía General Fabril Editora, S. A. Buenos Aires-Argentina.
Por otra parte, desde la segunda década del siglo XX hasta la actualidad, nuevas libertades en el movimiento del cuerpo se impusieron al constante cambio de actitudes. La música con influencias latinas, africanas y caribeñas inspiraron la proliferación en la creación de las salas de baile y de danzas como la rumba, la samba, el tango, el cha, cha, cha, etc.
A partir de la década de los cincuenta, otras danzas individualistas como el rock and roll, el twist, los free-style, considerados bailes de rebeldía, tomaron el relevo. Posteriormente aparecieron el disco dancing, el breakdancing, danza-jazz, etc; En las ultimas décadas del siglo XX y paralela a la danza contemporánea, académica y la danza-jazz, se impusieron una diversidad de danzas que inclusive cuentan con un diseño teórico, que pueden ir desde lo espiritual, lo epistemológico, lo filosófico, hasta lo terapéutico, medico, correctivo y de rendimiento motriz, tal es el caso de la Gym-dance, el Aerobic, dance-Contact-Improvisation, Biodanza, Danza-terapia, etc.
Ya en los albores del siglo XXI, la danza retomaría el significado de los temas dramáticos, la musicalidad y el virtuosismo técnico renovado. Todas estas practicas iniciadas en el renacimiento hasta la actualidad, han conservado concepciones y practicas coyunturales, en función a una variedad de técnicas en la mecánica, la gestualidad y la coreografía corporal. Todas ellas han conjugado aspectos figurativos y abstractos, aspectos relacionados con la emocionalidad humana en sus diversas condiciones de vida.
La Danza Moderna:
La Danza Moderna se consolidó sobre todo, entre los dos primeros decenios del siglo XX, apareció como una contrapropuesta o ruptura esencial en oposición a los valores fundamentales del ballet. Al igual que las otras tendencias artísticas de la época, los artistas de la Danza Moderna, se manifestaron desarrollando propuestas abstractas y expresionistas de carácter real.
A los cambios en la ciencia, la tecnología, así como la trágica y desolada coyuntura, luego de la devastación producida por la Primera Guerra Mundial, se sumaron la agitación de las grandes vanguardias, que buscaban nuevas formas de expresión.
La danza tradicional como el Ballet Clásico, que aun preservaba el valor de la métrica, el ritmo, los saltos y los pasos, fue transformada radicalmente por la variabilidad de las nuevas corrientes vanguardistas. Para muchos defensores del ballet clásico, la danza moderna no era otra cosa sino, una manifestación degenerada de las artes danzarías, algunos pensaron, que se solo se trataba de una simple ruptura estética y/o cambio de gustos.
Sin embargo la danza expresionista y abstracta, buscó la recuperación del movimiento libre, mediante la interacción dinámica con el espacio y la posibilidad de la autoexpresión corporales. De este modo la Danza Moderna, rompió con los pasos pre establecidos de la academia, para luego convertirse en un componente intenso, prevaleciendo la expresión emotiva y los sentimientos más profundos del ser.
La desnudez fue otro recurso que se impuso como parte de su búsqueda de la libertad. Los artistas consideraban, que la belleza corporal se encontraba por encima de la indumentaria, motivo por el cual, eliminaron toda exuberancia de las escenografías, asimismo redujeron los excesos en el acompañamiento musical. A los danzarines también les pareció indispensable, experimentar con los silencios y los sonidos aislados.
Por otro lado la característica zapatilla del ballet, fue descartada, los artistas prefirieron danzar con el pie descalzo, con el propósito de establecer contacto con la tierra. Eliminaron el virtuosismo académico y en sustituto, se buscó la expresión libre. También se propusieron cambiar la concepción del espacio escénico y la utilización de la energía en el movimiento del tiempo.
Una de las fundamentales motivaciones de los artistas de vanguardia, fue su espíritu explorador. Los danzantes se dedicaron a investigar y recopilar estilos y técnicas de una diversidad de expresiones tradicionales (India, Egipto, Grecia, etc.), para luego insertarlas en sus respectivos estilos y prácticas. De ese modo resaltaron la individualidad creativa.
La Danza Moderna se originó primero en la Alemania, sin embargo, su desarrollo técnico se efectuó en los Estados Unidos, junto a artistas como Denisshawn, Martha Graham y Doris Humphrey. Por su parte en Europa, el foco principal fue Berlín, allí destacaron Isidora, Duncan, Loie Fuller y Rudolf Von Laban, quienes hasta buen tiempo se mantuvieron en el terreno de la independencia expresiva.
Isidora Duncan, utilizó en sus trabajos los ideales del antiguo arte griego, con el propósito de revalorar el carácter natural de las expresiones. Rudolf Von Laban, creó la labanotación, que consistía en un análisis científico del movimiento humano, basado en una notación geométrica, que consistía en estirar y contraer el cuerpo ajustado a un espacio. La técnica de Martha Graham, se basó en la relajación y contracción de la respiración, en sus inicios priorizó las expresiones abstractas, posteriormente se centró en el carácter místico y psíquico de las obras. Graham, afirmaba que la región abdominal era la fuente de energía que controlaba el cuerpo del danzante. Mary Wigman, fue otra de las principales figuras de la Danza Moderna, cualificó el silencio y la mímica dentro de sus trabajos, para explorar el lado oscuro de la naturaleza humana, su coreografía estuvo inspirada en el mundo asiático y oriental y en muchas de ellas utilizo mascaras.
Posteriormente surgieron figuras como Mary Wigman, Merce Cunningham, José Arcadio Limón, Emile Jaques-Dalcroze, Charles Weidman, entre otros.
“Cabe mencionar que con el nazismo muchos artistas alemanes como Laban y Jooss emigraron fuera del país. Kurt Jooss había criticado duramente a la sociedad alemana en sus coreografías, incluyendo entre sus personajes figuras como la de la muchacha que debe vender su cuerpo por dinero, la madre desesperada, el soldado humillado, el hombre hambriento de poder, etc. Su obra más crítica fue La Mesa Verde, en donde destacaba la grieta existente entre las distintas clases sociales”.
La Danza Contemporánea:
El surgimiento de la Danza Contemporánea formó parte de la búsqueda de un espectáculo totalizador y teatral, en el que de forma cohesionada y equilibrada los artistas mezclaron y relacionaron, las acciones corporales, con otras disciplinas artísticas como la acrobacia, el ballet, la danza moderna, el jazz, el karaoke, la música electrónica, el video, los cuerpos pintados e inclusive tuvieron un acercamiento al performance (mediante la danza performatica, la metaformance, etc.).
Si definimos las características de la Danza Contemporánea, podemos comenzar argumentando que se trató de una expresión artística polivalente, donde los artistas buscaron representar los ideales políticos y el manejo de nuevos conceptos de libertad creativa, contrastando con los compromisos ideológicos de la élite y la burguesía dominantes.
“Los sesenta fue en la década en que se produjo una revolución artística en los postulados mundiales de la anarquía. En aquellas sociedades que enfrentaban la crisis política y social del capitalismo y sus oponentes. El arte manifiesta la existencia de un ser humano que no encuentra su lugar dentro de la sociedad y la coyuntura, rechazando rotundamente a lo establecido y a la política mercantil de la burguesía”.
Existe una preocupación por develar las preocupaciones internas, cualidades y defectos fundamentales del ser humano. Los artistas utilizan una diversidad de vías para quebrar los conceptos tradicionales a través de lo absurdo y lo grotesco. Se formula un lenguaje coreográfico basado en lo presente y la vida cotidiana. Rechazan los conceptos tradicionales del tiempo, espacio y acción, en sustituto mantiene el contraste, la contraposición y la heterogeneidad expresiva. Objetan las estructuras narrativas y secuencias lógicas tradicionales, priorizando los movimientos espontáneos, asimismo niegan el escenario convencional y trasladan las actuaciones a los espacios abiertos; muros, escaleras, jardines, calles, escenarios flotantes, balsas, etc.
Incorporan al público como parte de sus actuaciones. Hay quienes llegan a negar al propio bailarín, para luego convertirlo, en objeto de provocación de efectos visuales. Algunos artistas dejaban que las obras se manifestaran libremente, para destacar la interacción con el público, inclusive se llegó a utilizar bailarines no entrenados. (Cf. Paola Lorenzana, 2007).
La Danza Contemporánea se manifestó a través de una pluralidad de vías estéticas y, una de sus principales modalidades expresivas fue la Danza-Teatro (tanztheater), que consistió en la unión de la danza “genuina” y los métodos del teatro, creando de este modo una nueva y única forma de danzar. La Danza-Teatro se distinguió por una fuerte referencia con la realidad, para ello los artistas se valieron del dolor social. Las presentaciones se centraron por revelar conflictos humanos, a base de movimientos y gestualizaciones, alternadas con caídas, golpes, saltos y colapsos dramáticos., estimulando al espectador a identificarse y reflexionar sobre ciertas líneas de pensamiento. A diferencia de las otras modalidades dancísticas, que representaron la búsqueda coreográfica de los conocidos códigos de baile, influenciados por escuelas y las diversas técnicas, la Danza-Teatro fundaba cada vez que se realizaba un trabajo, expresiones visuales que concuerden con la temática escogida. Estuvo representada en Europa por artistas como Pina Bausch, Susanne Linke, Reinhilde Hoffman, Eugenio Barba, entre otros.
Fue en 1973 cuando la alemana Pina Bausch, puso de manifiesto su Danza-Teatro y su psicodrama analítico, La artista colocó en cuestión los automatismos psíquico-sociales, la formalidad y la banalidad excesivas de la época. Bausch fue testigo de una época desgarrada y devastada, motivo por el cual se situó en una escena de avanzada, desde donde reinvento los movimientos primigenios de la danza, que habían sido reducidas a lánguidos ritmos carentes de emoción, asimismo lucho contra las categorías del buen gusto y la belleza y los modelos canonizados sobre el “cuerpo ideal”, para mostrar una realidad heterogénea en la que el movimiento adquiría un enorme poder transgresor. (Cf. Adolfo Vásquez).
El Psicodrama Analítico de Bausch, ofreció no solo la metodología adecuada de sublimación, socialización y producción de subjetividad singular y colectiva, potenciando o mejor redirigiendo la agresión del espectador, y previniendo la violencia social. La expresión corporal escenificaba la agresión ritual como campo de enfrentamiento en el que comparece la tensión, la competencia y el origen genético del comportamiento teatral. De este modo el espectador, se convertía en también organizador de los impulsos de la experiencia estética, por medio de la catarsis se movilizaba internamente, ejercitada de agresión o erotismo anestesiado. (Cf. Adolfo Vásquez).
A diferencia de los europeos los artistas norteamericanos, de los años sesenta, se concentraron más en el alarde técnico y su vuelco hacia las concepciones posmodernas, heredando de este modo la técnica de Martha Graham. Cabe resaltar la particularidad de Georgi Melitonovitch Balanchivadze, mejor conocido por su nombre artístico de George Balanchine, considerado como el arquitecto principal del ballet en los Estados Unidos, fue responsable de la exitosa fusión de conceptos modernos con las ideas más viejas del ballet clásico, además, gracias a él, la gran academia se transformó en un juego bastante dinámico y geométrico, bien alejado de las languideces románticas. Influyo notablemente en artistas contemporáneos como Helgi Tomasson, Christopher Wheeldon, Arthur Mitchell, Edward Villella, Suzanne Farrell y entre otros.
Artistas inmigrantes como Antony Tudor, no estuvieron exentas del desarrollo dancístico en los estados unidos, Tudor fue quien cambió de la manera más drástica el rostro de la danza estadounidense, al inyectar una dosis de verdad emocional a la fórmula del ballet del siglo XIX. Por otro lado cabe también mencionar al compositor John Cage, que influyó notablemente en la vanguardia de su tiempo, tanto en la música como en la danza. Paul Taylor, Mark Morris, Michael Smuin, Patrick Makuakane, Lily Cai, Alvin Ailey, Bill T. Jones, David Rousseve y Robert Moses, fueron los más destacados durante la segunda mitad del siglo XX, que influenciaron en danzantes actuales como Lar Lubovitch, Gerald Arpino, Stanton Welch, Mikko Nissinen, Judith Jamison, Yuri Possokhov, Dennis Nahat, Michael Smuin, Margaret Jenkins discípula de Cuningham, Joe Goode, Alex Ketley, Christian Burns, entre otros.
El Ballet-Teatro fue otra de las modalidades expresivas de la Danza Contemporánea, donde se utilizaron códigos dancísticos de carácter literal. En el Ballet-Teatro los artistas se valieron de expresiones miméticas (gestos, movimientos e imágenes) para contar o no historias, sustentadas en inteligibles argumentos. Representaban la realidad sea imitándola o por medio de diversas sensaciones corporales, apelando a una yuxtaposición de expresiones abstractas, enfocados al inconsciente del espectador, pero fueron abstraídos progresivamente por la Danza-Teatro.
De los sesenta a la fecha, se viene desarrollando una variedad de estilos y categorías dancísticas, que responden a una variedad de líneas de enseñanza, múltiples coreografías y una diversidad de compañías, que se vienen insertando dentro de la corriente contemporánea. En el siglo XXI, la tecnología ha llegado a irrumpir en el mundo del arte, con más o menos vigor en las distintas zonas del mundo. De este modo la multimedia junto al artista, se ha comprometido ya, en la promoción del arte en forma interdisciplinario, integrando el video, la música de vanguardia, la gestualidad verbal, la moda, la iluminación, etc.; enriqueciendo los espacios y escenarios en forma sorprendente. Sin embargo en muchos casos y a pesar de la tensión dramática, el acento se ha centrado en lo visual, lo puramente cinético y efímero.
(1)…la época medieval repudió completamente todas las manifestaciones de la danza durante un tiempo, y mas tarde, cuando ya estaban ahogados para siempre los restos de exuberancia pagana, sólo presto su aprobación a las formas de salón, fuera del claustro, y aun esto únicamente como una válvula de seguridad social. Su práctica sólo se favoreció en los castillos, las cortes y en las escenas pero como algo meramente ornamental. (Cf. Agnes de Mille, Ballet, pp. 74 – 82: 1960).
BIBLIOGRAFIA & WEBBLIOGRAFIA:
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http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.3700/pr.3700.pdf
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