Abancay 27 de setiembre del 2009.
Por Kenny Villar Azurín.
Durante los últimos veinte años las universitarias públicas del interior del país viene incrementándose de estudiantes emergentes, procedentes directa o indirectamente de sectores rurales y/o marginales. Ese es el caso de las universidades públicas de las regiones de Cusco, Apurimac, Huancavelica y Ayacucho. Este fenómeno tiene muchas causas, la migración convulsiva producto de los conflictos político militares de los ochenta, los impactos de la globalización y la necesidad de inclusión en la cultura contemporánea. Para la mayoría de la sociedad, la universidad se ha convertido en un medio y/o soporte de “progreso” en la difícil tarea de sobrevivencia urbana.
Causas que limitan el desarrollo cultural de la sexualidad en los jóvenes.
La formación escolar, así como la formación familiar, arrastran profundos rezagos tradicionales, altamente peligrosos que limitan la formación personal y profesional de los jóvenes. Existe una contención voluntaria en los chicos producto de esa folklórica manera del modus operandi en ciudades que conservan profundos raíces de tradición colonial, irónicamente este problema va mas allá de los esquemas socio económicos.
Ese es el caso de la clase media baja de estas regiones, que vienen retroalimentándose de una absurda tradición. La mayoría de los estudiantes de esta clase proceden de colegios privados manejados por el clero, complementados por la formación que reciben dentro de la “familia nuclear”. Contención que reprime la libertad psíquica y sexual de los chicos. La imparcialidad con que nuestros jóvenes se enfrentan a los fenómenos externos como la globalización, la interacción voluntaria, su precaria formación moral, intelectual y sexual representa la causa más evidente de un histórico problema que jamás se asumió con seriedad.
De este modo recibimos una generación juvenil fracturada y endeble, incapaz de afrontar su sexualidad con responsabilidad. La juventud rebajado a una alegoría animada, condenado a una efímera estructuración coyuntural del consumismo, objeto de uso y reuso, el joven sometido a la prostitución moral e intelectual mas desvergonzante; nadie cuestiona el origen del problema juvenil por que estremece a los propios protagonistas académicos. Nosotros entendemos que la distancia que separa entre las generaciones, no es otra cosa que una lucha intergeneracional por la apropiación del espacio.
La contención es una forma de educación, que reduce y comprime la naturaleza del hombre, aquella exacerbada energía juvenil debe de ser canalizada por un sistema de educación, dicha práctica permite un equilibrio armónico entre jóvenes y adultos, la institucionalidad y el orden.
El conducto unidimensional permitirá un mayor control del espíritu juvenil, en ese sentido la juventud contemporánea en nuestro país, es un crisol asimilativo que conserva una análoga forma de ser y parecer ante la sociedad, que responde a intereses similares, en sus centros de estudio, relaciones sociales y conducta generacional; los chicos dentro de las universidades conserva una cultura común, puesto que la mayoría de ellos proceden de familias paternalistas y sobre protectora; eso esta claro y no hay de que alarmarse.
La conducta sexual de los jóvenes en las universidades peruanas no son otra cosa que el efecto de una contención, que tiene un origen marcadamente estructural, donde la ignorancia de los padres y el desinterés de los profesionales forman parte de ese malestar, que va más allá de la propia moral y el antojadizo humor del aparato del Estado.
Percepción juvenil sobre el sexo.
La percepción sobre la sexualidad en los estudiantes universitarios refleja la intencionalidad de los medios; hacer del sexo un tabú. Debido a la escasa cultura que se tiene al respecto. No obstante la vulgaridad como se abordan los temas de la sexualidad reduce la imagen femenina a favor de una virilidad imaginaria. El concepto de sexualidad es repletamente folklórico, tanto en los varones y mujeres universitarias, los discursos y la práctica sobre el tema son aberrantes, donde la doble moral juega un rol importante; la aceptación a medias que trastoca los valores y razones de ser e inclusive la identidad misma de los jóvenes.
La práctica sexual como tal responden a ritos folklóricos, no existe sexo abiertamente saludable, de mutuo encuentro y que construya valores y afectos humanos, más bien son prácticas de desahogo, de catarsis y explosión de represiones internas, que son resultados racionales de una educación enfermiza. Es por ello que los chicos planifican la práctica de su sexualidad mediante recurrentes formas, como valerse del alcohol por ejemplo, para demostrar una angustiada liberalidad. El caso femenino es aun peor, no solo recurren al alcohol, en muchas de las ocasiones la practica sexual responde a algún interés de sobreprotección y seguridad personal, afectiva y en el peor de los casos hasta económicos sin siquiera cuestionar sus gustos, atentando de este modo contra su propia dignidad femenina.
La practica sexual en los jóvenes peruanos es ingenua, candida e inclusive moral, no se a que estupidez mas se puede reducir la dignidad de los jóvenes, cuando los primeros criminales en atrofiar la integridad de los jóvenes es el propio aparato del Estado y sus avejentadas instituciones, a ello se suma la perversidad del clero y los medios de comunicación tradicionales, sobre todo aquellas de señal abierta emitidas desde la capital.
Conclusión Crítica.
Una de las cosas alarmante que hemos podido constatar en la ciudad de Huamanga es la ausencia de espacio juvenil. No existe un lugar de esparcimiento donde los chicos pueden impartir sus facultades, conocimientos o discursos culturales. Es inconcebible que en una ciudad con un alto índice poblacional no cuente con centros culturales, bulevares o espacios alternativos. Una sociedad cuya exigencia hacia la modernidad merece una pronta afluencia a esta natural demanda.
El Centro Cultural de UNSCH y los reducidos circuitos culturales, no son suficientes para el desarrollo una cultura juvenil. La absurda clausura de las discotecas incrementa más los problemas de la juventud urbana, la obligada manía de justificar las viejas costumbre tradicionales, con reglas excesivamente tontas y sin un previo análisis socio cultural, no son otra cosa que una intrascendente imposición. Un claro ejemplo que vimos durante nuestra corta estadía en la ciudad de Huamanga, fue la absurda y grosera costumbre de obligar a los adolescentes, llevar en andas una imagen o tótem católico que represente a algún colegio, eso para nosotros es un crimen imperdonable que debe de ser reprimido lo mas pronto posible, basta de alegorías absurdas, los jóvenes merecemos el respeto de nuestra dignidad. (**)
(**) Las autoridades de Ayacucho carecen de autoestima y capacidad de gobierno, la violación del espacio por parte de los conductores de origen popular reducen los valores sociales sin medir las consecuencias. Ayacucho es el claro ejemplo de la anarquía popular del Perú contemporáneo. Pero el caso de esta ciudad es un ejemplo que tipifica al resto de las regiones del interior del país; la misma tontería lo podemos ver en Abancay, Cusco o Arequipa.
El joven del país necesita una urgente reflexión sobre los valores absurdos y los patrones estéticos que se conservan dentro de la familia nuclear y las instituciones formativas, que se han convertido en un escollo contra el desarrollo contemporáneo y la libertad de expresión e interpretación, pareciera que los peruanos no hemos aprendido nada sobre cultura fraternal y ciudadanía, en una época como las que nos toco vivir.
Nadie es consciente de que más del cincuenta por ciento de nuestro aprendizaje es eminentemente informal y voluntaria, la pedagogía se ha reducido y cada vez se reduce mas ante los impactos virtuales; ¿Es que acaso nadie quiere entender que la democratización cultural cada vez es mas frecuente en espacios como el Perú?, ¿A que se aferran los ortodoxos patrioteros? No es posible que sigamos siendo victimas de un absurdo paternalismo que lo único que hace es reducir la dignidad de los jóvenes.
Conforme la globalización se impone en nuestros contextos, se incrementa cada vez la distancia entre la generación adulta y juvenil, no es que la globalización tenga esa intención sino que las cosas se están presentando de ese modo, esto para nosotros tiene un significado muy particular que merece ser evaluado. El ritmo de los jóvenes es mas acelerado frente a la pasiva acción de los adultos, en ese sentido la folklórica manía de operatividad, debe también de sufrir cambios por una razón lógica, antes que desaparezca por fuerza de una demanda psíquica, y eso no significa perder la identidad social como muchos dogmáticos y chauvinistas aseguran, por el contrario fortalece el espíritu de una sociedad ansiada por la modernidad.
Existen programas radiales y televisivos de hondo contenido perverso y degenerativo que insisten en trastocar la estructura mental de los jóvenes del interior del país so pretexto de contribuir en la solución de un síntoma. La brutalidad de los medios capitalinos es tan grande que solo se reducen a criterios morales, discursos absurdos e insustanciales, que reflejan su perpetuo quebrantamiento, lo peor de todo es que tienen una percepción colonialista y marginal, taras históricas que hasta la fecha no han superado, pese a los impactos migracionales que vienen experimentando desde hace mas de sesenta años.
Esas son las causas que perjudican la formación integral de nuestros chicos. La forma aberrante como se asume la cultura y la sexualidad en las universidades es solo parte de un problema estructural que compete a toda la sociedad.
domingo, 27 de septiembre de 2009
CULTURA Y SEXUALIDAD JUVENIL
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